Esta tarta tenía que estar en mi recetario, ya se que la foto no es muy bonita ni de esas que dan ganas de comerse la pantalla, pero aveces ya sea porque se hace de noche, por prisas y demás, no se pueden hacer como una quisiera. Aún así, os aseguro que está tarta está buenísima y si os gusta la crema catalana, os gustará, queda muy suave y para nada empalagosa.
Para un molde de 26 cm vamos a necesitar:
1 disco de bizcocho genovés (receta en el blog)
Para la crema:
800ml de leche
6 yemas (yo puse 8 porque eran muy pequeñas)
45gr de maizena
225gr de azúcar
Una rama de canela
Piel de limón
Vainilla unas gotas
6 hojas de gelatina neutra
Aparte necesitaremos 200ml de nata para montar.
Preparamos la crema:
En un cazo ponemos a hervir la leche con la canela ,el limón y opcionalmente la vainilla, separamos como 2 dedos o tres en un vaso y dejamos infusionar por 10 minutos. Ponemos la gelatina en remojo en agua fría.
Mientras, batimos las yemas con el azúcar y la maizena, seguidamente añadimos la leche infusionada y vamos removiendo. Reservamos. Deshacemos la gelatina en los 2 dedos de leche calentandola previamente en el micro si se nos ha enfriado, recordad que el líquido donde diluais la gelatina ha de estar muy caliente.
Ponemos la mezcla de leche y yemas al fuego y movemos sin parar hasta que espese, añadimos la leche con la gelatina y mezclamos bien, esto nos llevará un minuto, retiramos del fuego y dejamos entibiar, mientras, montamos la nata y una vez lista la vamos añadiendo a la crema con movimientos envolventes hasta que quede bien incorporada. Vertemos en un molde desmontable en el que habremos puesto la base de bizcocho y dejamos enfriar en nevera mínimo 6 horas y mejor de un día para otro. Antes de servir espolvoreamos azúcar por encima y quemamos con un soplete, si no tenéis podéis decorar al gusto con nata o hilos de chocolate. Disfrutarla!
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